El
Telemark es una técnica de esquí que nació en 1825 de manos de Sondre
Norheim, considerado padre del esquí moderno. El nombre viene de una
región del sur de Noruega donde a mediados del siglo XIX, asombraba a
las muchedumbres con sus elegantes curvas. En 1868 fue a Oslo, llamado
entonces Christiania, para participar en la famosa carrera que llevaba
el nombre de la ciudad. Ganó la carrera después de haber hecho los 180
kilómetros del viaje esquiando. Telemark es poner un pie delante del
otro. Así nació la primera técnica para girar, un paso con los talones
libres, permitiendo cambiar de dirección de la manera más natural que
haya.
Esta
técnica resurge en los Años 70, en Norteamérica ya que
proporciona una libertad de movimiento mayor y un mayor desafío, por su
complejidad, a los practicantes del deporte del esquí.
La
característica más notable de esta técnica es que el talón no está
fijado a la tabla, siendo necesario casí arrodillarse sobre los esquíes
a la hora de realizar los giros.
Esquiar en telemark se disfruta más pero no quiere decir que sea más fácil. Es un deporte que exige cualidades de equilibrio, de fuerza y de coordinación superiores a las requeridas para el esquí alpino. En subida, la ganancia en peso con un material de telemark es mínima en relación con los nuevos equipamientos de esquí de montaña superligeros, pero la subida en telemark es más natural y más agradable porque son la suela de la bota y la articulación del pie las que funcionan y no una articulación mecánica. En cambio, en la bajada, guiar un esquí de 2 m con los talones libres en vez de un esquí corro de 180 cm con los talones bloqueados implica, para esquiadores de mismo nivel, más esfuerzo y tiempo, sobre todo si el terreno o la nieve son difíciles.
